El Bautismo es un sacramento que consiste en verter agua en la cabeza de una persona, generalmente un niño recién nacido, o en sumergir a la persona en el agua, como símbolo de purificación, de nacimiento a una nueva vida y de aceptación y entrada en la Iglesia cristiana. Gracias a él renacemos a la vida divina, nos hacemos hijos de Dios y se nos perdona el pecado original.
La Primera Comunión es el sacramento por el que una persona recibe por primera vez en la Eucaristía el cuerpo y sangre de Jesucristo. Es obligatorio haber recibido antes los sacramentos del Bautismo y la Penitencia.
La Confirmación es el sacramento que consiste en la renovación y ratificación de los votos del bautismo como símbolo de renovación de la propia fe, de compromiso activo con la iglesia a la que se pertenece. Por este sacramento, el bautizado se fortalece con el don del Espíritu Santo, y es capaz ser testigo de Cristo.
El Matrimonio es la alianza entre los cónyuges, un hombre y una mujer bautizados que expresan libremente su consentimiento para esta unión. Los esposos se dan y se reciben mutuamente de forma voluntaria. El amor conyugal exige de los esposos una fidelidad inviolable, siendo los hijos el don más excelente del matrimonio.